lunes, 24 de enero de 2011

COME MIERDA...


Come mierda, hijo mío, come mierda.

Oye y ve noticiarios en la televisión.

Ve el partido de fútbol del momento.

Navega en Internet y chatea a lo idiota,

Lee el último best seller.

Conviértete en un fan ciego y sumiso.

Cree en el líder de turno y participa,

como un feliz borrego,

en las vanas protestas callejeras;

consume coca cola

y grita a lo cretino:

“¡El pueblo unido jamás será vencido!”

Atiborra tu mente de inmunda propaganda

y destruye tu cuerpo a golpes de basura.


Come mierda, hijo mío, come mierda

y oye a esa caterva de sofistas

que hablan de política, deportes y espectáculos

y se jactan de ser especialistas,

con extremo cinismo,

mientras babean mentiras a granel

en los míseros medios, sin remedio,

de incomunicación

y total y absoluta confusión.

Oye a esos mercenarios en parvada

y al servicio de la voracidad

sin freno de sus amos.

No pienses, no, no pienses. No analices.

Acepta y calla y no trates de ver

ni de oír, menos de cuestionar,

a los depredadores: Curitas pederastas.

Diputadas putísimas. Alcaldes ladronzuelos.

Banqueros “ladroncísimos”.

Ministros, presidentes...y etcéteras y etcéteras.

Oh, mundo, mundo, mundo,

nuestro mundo, tan nuestro,

tan balón de fútbol, tan raqueta y volante,

tan bota y policía,

tan dado a presumir el uniforme,

tan poco confiable, tan chivato y culero.


Come mierda, hijo mío, come mierda,

que si de mierda hablamos

testificando estamos la abundancia

y aquí, sin objeción alguna, no caeremos

en el pozo sin fondo

de la turbia y podrida verborrea.

Oh siglo XXI, que mal, que mal comienzas.

Eres en realidad igual, y aún peor,

de cabrón, que lo fuera

el brutal y sangriento siglo XX.

No nos hagamos, no, ilusiones contigo.

Polvos de aquellos lodos son tus polvos.

Ráscate un huevo hijo

y de una vez por todas

deja ya de creer en las Hadas Madrinas

y en las brujas y sus raudas escobas.

Come mierda, hijo mío, come mierda,

pues por más que imagines

que comes pastelillos, como María Antonieta,

lo tuyo ya es la mierda desbordada

por este miserable, aunque engreído,

siglo niño de teta,

que, al iniciar apenas sus indecisos pasos,

ya da pena de anciano desdentado

y hambriento “archimamón”.

Come mierda, hijo mío, come mierda.

Cree en los publicistas.

Baila al son que te toquen.

Doblégate ante Hollywood

y sus pobres estrellas de frágil celuloide.

Ríndele culto al culo del negro que quería

y quería, a toda costa, ¡pobrecito!, ser blanco;

y a la vieja Mamona, ¡”mamonsísima”!,

de las flácidas ubres, bésale los pezones.

Ten tus dioses de mierda,

tus deidades de trapo, impulsadas

por el dólar, la mota y otras yerbas;

ahógate en la mierda hasta el hartazgo

y aligera tu lenta digestión

con una cucharada de espeso carbonato.

Mierda, mierda y más mierda.

Come y come hijo mío, come mierda

y es probable que llegues al senado

y aún a lo más alto de lo bajo:

el poder, el poder, el poder,

¡el poder sin medida!,

que todo lo aniquila y envenena.


(México D. F., 2011)

domingo, 23 de enero de 2011

EL PAPEL Y LA TINTA


El papel y la tinta todavía

están aquí y ahora ante mis ojos

y aquí están todavía los cerrojos,

las escuelas, los patios, la alegría.


La tinta y el papel, y yo diría

que están también los niños petirrojos

abriéndose de alas y, entre antojos,

picoteando el sol de cada día.


La tinta y el papel, múltiples claves;

que escrita está la historia en tinta viva

sobre el papel que es árbol desvivido.


Que el papel y la tinta poseen llaves

que abren de par en par, de abajo arriba,

las prisiones del tiempo trascendido.

(México D. F., 22 Enero 2011)

sábado, 22 de enero de 2011

UN HOMBRE HA MUERTO...


Un hombre ha muerto, se llevó mis ojos.

Dime, amor, dime amor: ¿Cómo te voy a ver?

Un hombre ha muerto, se llevó mis manos.

¿Me puedes tú decir, ¡oh, amada amante!,

cómo será posible acariciarte?

Un hombre ha muerto, renunció a mi sombra.

Amor, ¡ay!, dime, amor:

¿En qué rayo de sol colgaré mi sombrero?

Un hombre ha muerto, te dejó mis trajes,

mis zapatos, mi pluma, mis corbatas...

Dime, amor, dime, amor: ¿qué harás con todo eso?

Las corbatas, los trajes, los zapatos,

los podrás envolver y darlos al asilo;

pero dime tú, amor: ¿en dónde encontrarás

al hombre enamorado que acepte hacerse cargo

de mi pluma, decidido a escribir

versos de amor al aire de tu pelo?

Un hombre ha muerto, se llevó mis labios.

Ya nunca más, amor, podré encenderme

de besos en tu boca.

¡Qué terrible es la muerte, amada mía!

Caben en ella todas las amnesias

y todos los recuerdos también caben en ella.

Un hombre ha muerto, se llevó mi vida.

Dime tú, amor del alma, si aún muerto quepo en ti

y así, pese a mi muerte, no moriré del todo

en tanto que tú vivas y me lleves contigo,

incluso hasta la cama con tus nuevos amantes.

Un hombre ha muerto, lo dejó aquí todo.

Dime, amor, dime, dime: ¿cómo entonces

que alguien se fue si no se llevó nada?

Un hombre ha muerto...suponía ser yo.


sábado, 8 de enero de 2011

EL ÚLTIMO... de Juan Cervera Sanchis


Soy el último ejemplar

de una especie en extinción.

Soy el último poeta,

que rima flor con amor,

que rima vuelo con cielo,

y cuna con luna rima

y poesía con fantasía.

Soy ese raro cantor

que no cesa de cantar

por el gusto de cantar,

como canta el ruiseñor,

que únicamente canta,

a fuerza de sentimiento

y endulzando su garganta,

para él y para al viento.

Soy, lo sé, ese ser

que, sin hoy, sin mañana

y sin ayer,

y desnudamente humano,

de antemano,

ya se sabe derrotado,

pero que sigue cantando

y sigue y sigue soñando

e inventando

que es posible lo imposible.

Soy el último, soy el último,

ese último ejemplar

de una especie en extinción,

sin ninguna protección,

que, contra viento y marea,

continúa en la pelea

de vivir

con pasión

y escuchando

el hondo y bello dictado

de su siempre enamorado

corazón.

JUAN CERVERA SANCHIS

México D. F. , 6 enero 2011