
y siempre cambiante de su cautivadora geometría,
respirando a fondo sus aromáticas y sutiles
esencias.
Una suerte de éxtasis lo fue suavemente embriagando.
Se perdió en espirales de gozo y, entre hexaedros
y octágonos sonoros, descubrió la raíz triangular
de todas sus quimeras, entrando, por sorpresa, en el
círculo estrecho de su realidad, aunque, por fortuna,
con su niñez intacta.
Supo la verdad-mentira de su vida e inició la línea
lumínica de un día más, ya con la noche acuestas
de su geométrico fantasma y donde ella, inexistente,
existía únicamente para él: su inventor, su dios, su
punto de partida, repartido y partido en millones de
imágenes de ella, por la ciencia rota de sus sueños
de geómetra absurdo, pues ella era él y él era ella,
en el corazón dolorido de su propio espejo agonizante.
Del libro inédito: “Demencia senil”
Juan Cervera Sanchis
México D. F., 29 Abril 2010
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