domingo, 1 de agosto de 2010

MÉXICO Y EL SAXOFÓN Por Juan Cervera

A mediados del siglo XIX, el constructor

belga Adolfo Sax, quien en realidad se

llamaba Antonio José, y quien viviera

entre 1814 y 1894, inventó un instrumento

musical al que daría el nombre: saxófono y

que en nuestro idioma pasó a llamarse

saxofón.

Construyó su invento, hombre de admirable

ingenio, en seis modelos, que todavía

permanecen y que llevan por nombre:

soprano, saxofón alto, saxofón bajo, saxofón

tenor y saxofón barítono.

Sax editó a su vez un método, escrito por

él naturalmente, para enseñar a tocar su

invento. O mejor dicho: sus inventos.

Hay que notificar que José Antonio Sax, o

Adolfo Sax, como se le conoce, inventó,

aparte del saxofón, la saxtromba, el saxhorn

y la saxtuba.

Su gloria empero se la debe al saxofón, que

pronto fue aceptado por los músicos y

encontró admirables ejecutantes.

Entre los grandes saxofonistas a nivel

universal es célebre el nombre de George

Washington Jr.

Brilla también con poderosa luz propia

Charly Parker. No se diga Jerry Mulligan,

Hornet Colleman y Man Holkine.

En verdad el saxofón ha encontrado a

fervientes amantes de su muy especial y puro

sonido de alta e incuestionable calidad.

No es nada fácil tocar este instrumento,

pero cuando encuentra a su virtuoso su

sonido es seductor.

En México, desde su llegada a estas tierras

a finales del siglo XIX, el saxofón encontró

excelentes ejecutantes.

Curiosamente en las historias de la música

mexicana, se registran y exaltan, hablando

de ejecutantes, a pianistas, violinistas e

incluso a trompetistas, como es el caso de

Felipe León.

Desafortunadamente a los saxofonistas no

se les da la menor importancia. Ignoramos

las causas de esta indiferencia hacia ellos

por parte de los historiadores.

Hablando de esto con el saxofonista Matías

Santisteban nos afirmó con conocimiento

de causa:

“-En México hemos tenido y tenemos

valiosos, y me atrevo a afirma que

extraordinarios, saxofonistas”

-¿A qué crees tú que se deba que ni

siquiera se les cite en las historias, pocas,

que hay por ahí, divulgando breves reseñas

biográficas de ejecutantes? Recuerdo en

esas historias fichas biográficas de

violoncellistas como Francisco Cárdenas

Flores; organistas como Julián Zúñiga;

flautistas como Agustín Oropeza; violinistas

como Nicasio Jurado o Patricio Castillo

Urquidi y hasta clarinetistas como Anastasio

Flores, pero ni una sola mención de alguno

de nuestros saxofonistas. ¿No te parece

injusto?

“Es muy injusto y, ello, deja al descubierto

la ignorancia de esos autores respecto a

nuestros saxofonistas. Entre los que hay

algunos de prestigio internacional.”

-¿Cómo cuáles, Matías?

“¡Hombre!, aquí y ahora de memoria me

temo que pueda olvidar a alguno de ellos,

nuestra plática transcurrió en el café San

José, de las calles de Ayuntamiento, muy

cerca de la casa donde estuviera la

celebérrima y legendaria radiodifusora

XEW, llamada también “La voz de la

América Latina”, en sus tiempos de gloria.

Matías Santisteban continuó:

“Te daré varios nombres, pero hay más.

Por ejempo: Luis Cabrera “El Pilón”, quien

llegó a ser el primer saxofonista de la

gran orquesta de Luis Arcaraz. En verdad

fue extraordinario y cuantos gustamos

del saxofón lo admirábamos y lo

escuchábamos casi con religiosa devoción”.

-Por favor, Matías, más nombres.

“Ahí te van. Me acuerdo de Freddy Noriega,

al que llamaban “El Kennedy”. Era estupendo.”

-Oiga, Matías, ¿y por qué eso de los motes

entre los saxofonistas?

“Los motes no son cosa única entre los

saxofonistas; en México, pues así somos los

mexicanos, son comunes en todas las

profesiones; pero el mote no quita ni añade

talento al músico”.

-Correcto, Matías. ¿Qué otros saxofonistas

mexicanos consideras de primer nivel?

“-Popo Sánchez me parece fenomenal, y

volviendo a los que tienen mote, no

quiero olvidar a Héctor Hallar “El Árabe”

y mucho menos a Alfonso Martínez

“Pochito”, Eddy “El Chato” Urbina

y Tomás Rodríguez “La Negrita”. Con

estos nombres es más que suficiente,

creo yo, darte una idea, de la cantidad

y calidad de nuestros saxofonistas”

-Siento, Matías, que estamos olvidando

a uno.

-“¿Cuál?”

-Se trata de un señor que nos descubrió

Cristina Pacheco en su programa del Canal 11

“Aquí nos tocó vivir” y que se llama José

Peralta”

-“Ah, sí, hombre. Lo conozco. Es uno de

los mejores, por no decir el mejor, saxofista

callejero, y de cantina, que tenemos en la

ciudad de México. Te puedo decir que yo

lo he escuchado en la cantina “Los Hijos

de Ultramar, que está por el rumbo del

mercado de Río Blanco. Te puedo decir

que es muy bueno, pues también en las

calles de la ciudad te encuentras con

músicos que merecen nuestro respeto”.

Cierto y muy cierto que en México ha

habido y hay auténticos virtuosos del

saxofón que, si fuera posible revivir a

los muertos y reviviéramos a Adolfo, o

Antonio José, Sax, se deleitaría en extremo

escuchándolos.

2 comentarios:

  1. Hola por su puesto que se les olvido uno que es tan bueno como todos los que menciono y que es increible el color de su sonido lo que hace a un saxofonista realmente bueno y la transformacion de la cultura mexicana a la cultura del jazz que al escucharlo tocar y no verlo diria que es un exelente extrangero tocando su cultura musical . se llama Alejandro jimenez y toca en cancun quintana roo y en muchas partes del mundo donde nos representa dignamente con su censilles y en silencio solo con las notas de su saxofon .

    ResponderEliminar
  2. No es George, es Grover washington Jr. Seria bueno que las personas que posean grabaciones, videos, historias, anecdotas, las subieran a internet. No sean egoistas y compartan, jeje. Los gringos tienen un monton de cosas pero aca en español no tenemos casi nada de información. Saludo cordial y felicidades por este blog.
    Martin

    ResponderEliminar

Es el momento de tus comentarios